Muchas personas aspiran a alcanzar la excelencia pero muy pocos la logran y, en la mayoría de ocasiones.
Hay quien piensa que un genio nace, no se hace: sencillamente, tiene el talento para una actividad concreta y le basta con desarrollarla para alcanzar la excelencia. Pero esto es una visión muy simplista de la realidad y, además, como han comprobado numerosos estudios, falsa. No cabe duda de que un genio es talentoso por naturaleza, pero el talento no es ni de lejos la característica más importante del mismo.
El confidencial nos desvela, las cinco características que, sin excepción, cumplen todos los genios.
1. Son curiosos e impulsivos.
Los genios tienen dos cosas en abundancia: curiosidad y determinación. “Están absolutamente fascinados por su trabajo y, aunque haya otras personas más brillantes, su enorme deseo de lograr lo que se proponen supone el factor decisivo.
2. Lo importante no es la educación sino las horas que dedican a su especialidad.
Solemos asociar el expediente académico con la excelencia, pero son cosas que no siempre están relacionadas. ¿A cuántas personas conocéis que en el universidad tenían brillantes expedientes académicos y hoy en día no han destacado en nada?
Hay estudios que hablan de la relación entre educación y excelencia, y que al trasladar estos datos se desprende un gráfico en forma de campana: los creadores más destacados eran aquellos que había recibido una educación media, algo así como una diplomatura. Los que habían recibido una mayor y una menor educación eran menos creativos.
Los genios más destacados siguen estudiando, pero eran autodidactas y, sobre todo, unos adictos al trabajo. La realidad es que, sin esfuerzo, el talento importa poco. Los creadores más destacados son, siempre, aquellos que más han trabajado en su especialidad, han dedicado su vida a ella, han aprendido todo lo que podían aprender, y han llevado su pasión al límite.
3. Son muy críticos con su trabajo.
Según el psicólogo Howard Gardner, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, los grandes genios como Picasso, Freud o Stravinsky tenían un patrón similar de trabajo, que se basaba en el ensayo y error: analizaban un problema, creaban una solución, la probaban y generaban una retroalimentación constante. “Los individuos creativos”, asegura Gardner, “emplean una considerable cantidad de tiempo en reflexionar acerca de lo que quieren alcanzar, si han tenido éxito o no y, si no lo han logrado, qué deben hacer diferente”.
Las mentes creativas son también las más metódicas.
4. Son sacrificados, solitarios y, en ocasiones, neuróticos.
En ocasiones, el sacrificio necesario para ser un genio puede rozar lo patológico. La entrega puede tornarse en obsesión: las personas excelentes no son necesariamente felices. Los genios están todo el rato pensando en su obra y esto tiene múltiples desventajas. Dedicar todo tu tiempo al trabajo implica un sacrificio inmenso y una merma en las relaciones sociales.
Muchos genios desarrollan, además, una personalidad neurótica: su trabajo les volvió maniáticos y egoístas.
5. Trabajan siempre por pasión, nunca por dinero
Los verdaderos genios se desviven por su trabajo y, en ningún caso se entregan a éste por dinero, sino por pasión y vocación, aunque esto pueda en algunas ocasiones parecer utópico.
Y tú, ¿Prefieres ser un genio preocupado o un tonto alegre?
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