El 25 de febrero se celebra el Día Mundial del implante coclear. La fecha conmemora que en el mismo día de 1957, los doctores franceses Djourno y Eyriès implantaron por primera vez en un paciente una bobina estimulada con electricidad conectada con el nervio auditivo. Los resultados, lejos de ser completamente satisfactorios, fueron estimulantes y dio el pistoletazo de salida a la investigación sobre esta técnica.
A día de hoy, el implante coclear se ha convertido en una maravillosa solución a determinados tipos de sordera. Y como solución, me refiero a que los sordos con implante coclear, pueden oír. Se estima que en España hay alrededor de 15.000 implantados, y en todo el mundo unos 225.000.
Y éste maravilloso artefacto científico forma parte de nuestra vida desde hace algo más de tres años. Nuestra hija Aitana, a punto de cumplir 6 años, y con una sordera severo profunda en ambos oídos, ha conseguido oír gracias a sus implantes. Desde esas precarias pruebas en 1957 hasta nuestros días, el implante coclear y sus técnicas de implantación han evolucionado de una manera espectacular, y sin duda se ha convertido en una de los mayores avances científicos de nuestra era.
Y desde estas líneas, quería agradecer y homenajear a todos las personas que se dejaron, y siguen dejándose, la piel para que las personas sordas puedan oír.
A todos aquellos científicos pioneros que arriesgaron todo por crear algo que parecía imposible.
A todos aquellos pacientes que con todas las dudas e incertidumbres permitieron que les fuera implantada esta tecnología incipiente, con todos los peligros que conllevaba.
A todos los investigadores que año tras año continuaban investigando para mejorar esa audición de las personas sordas.
A los equipos médicos que se forman para realizar las implantaciones en pacientes cada vez más pequeños para que en su vida pueda estar presente el sonido lo antes posible.
A los profesionales terapéuticos y logopédicos que se preparan para que la rehabilitación y la adaptación de los implantes sea rápida.
A todos los ciudadanos, porque gracias a sus impuestos la sanidad pública puede realizar estas operaciones y llevar alegría a muchas familias.
Ahora nosotros sabemos realmente lo que significan los recortes en ciencia, el cierre de centros de investigación y la huida de nuestros científicos a otros países buscando un futuro que aquí se les niega.
Y una petición a nuestras administraciones: las familias agradecemos eternamente que los implantes cocleares estén sufragados por la sanidad pública (en su primera implantación), pero su mantenimiento es muy costoso, y eso sí repercute directamente en el bolsillo de las familias. De nada sirve un implante si no podemos costearnos su mantenimiento. Así que, desde aquí y humildemente, pido a nuestros representantes públicos que sopesen el esfuerzo que para nosotros significa que nuestra hija sea sorda. Nosotros no lo hemos elegido, como tantas y tantas familias en las que hay cualquier tipo de discapacidad.
Dando gracias por lo afortunados que somos, tenemos que seguir luchando para que la vida de nuestros hijos sordos sea como la de cualquier niño y que ningún elemento, y mucho menos el dinero, pueda ser un obstáculo para su evolución.
Feliz Día Mundial del implante coclear.
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