Hace ya catorce años que me licencié, y en todo este tiempo he podido constatar cómo en la universidad no te preparan para la vida real (es una opinión puramente personal).

Mucha teoría, mucho teorema, demostraciones con alfa, beta, gamma…pero nada de pensar. Nada de prepararnos para la vida real. Nada de acercarnos toda esa teoría a la realidad.

He de reconocer que yo no fui la mejor estudiante de mi universidad, pero con la misma sinceridad, reconozco ahora que muchos de los profesores que tuve eran malos enseñando.

En las reuniones de antiguos alumnos coincidimos en que a muchos de esos profesores les faltaba pasión, no tenían las dotes de orador que engancha a su público, y lo motiva a seguir, a preguntar, a averiguar.

Ahora, catorce años después, soy yo quien está al otro lado, encima de la tarima. No en la universidad, pero sí dando clase a diplomados y licenciados universitarios en postgrados.

Y constato en mis alumnos las mismas carencias que advertí en mí con el paso de los años. Desconocimiento de algunos aspectos importantes de la vida real, falta de curiosidad por explorar o explotar conceptos, y una manera de pensar como muy estructurada y lineal.

Y no les culpo a ellos. Es el sistema el que les hace no preocuparse de esas cosas. Este sistema involucionado en el que estamos metidos de lleno. Un sistema que les hace llegar viciados de cosas, que bajo mi punto de vista, les corta las alas para volar u oculta su talento.

Y ese sistema tiene nuevos vocablos como “grado”, “Bolonia”, “Ley Wert”, pero nada sobre “aprender a pensar”, “actitud”, “emoción” “creatividad” o “talento”

Personalmente para mí, la asignatura de Econometría me pesó como una losa. Desde luego, el secreto no era haber estudiado ni antes ni más, el secreto era que no sabía para qué narices servía. Pero a mí, esa retahíla de demostraciones con letras, cuyos exponentes eran otras letras, y el resultado, más letras, se me hacía cuesta arriba.

Y a lo largo de los años he descubierto lo apasionante que es la Econometría, y las correlaciones que existen entre, por ejemplo, el número de entradas vendidas para ver una determinada película, con la pirámide poblacional del municipio donde se ubica un determinado cine. O la asistencia a los estadios de fútbol con la actividad industrial de cada ciudad. Por ejemplo. ¿Interesante verdad? Para mí lo es ahora.

¿Y por qué los profesores que tuve no supieron transmitirme lo apasionante que es la Econometría? ¿Por qué no supieron o quisieron hacérmela apasionante, atractiva, práctica,…? No lo sé. Lo que si se es que yo no quiero caer en lo mismo con mis alumnos, yo quiero que salgan de mis clases con una visión práctica de todo lo que vemos y trato de que se cuestionen todo, que piensen, pero que piensen más allá, que no se limiten en absoluto, que den ideas en voz alta por “tontas” que puedan parecer y que sean creativos y se sientan libres de crear sus propios conceptos, sus propios pensamientos,…

No sé si ellos se van con esa impresión, pero yo intento no hacerles lo que hicieron conmigo algunos profesores hace años, que fue que tuviera como objetivo un aprobado.

No me gustaría conocer a nuevas generaciones que pudieran llegar a pensar cómo un día pensó Steve Jobs: “dejé mis estudios universitarios porque la universidad no tenía nada que ofrecerme”.