El día que empecé a redactar este post no sabía cómo enfocarlo. Tenía tanto que contaros que me veía incapaz de poder resumirlo. Hoy, que me sentado frente a él de nuevo, he borrado todo lo que escribí y he dejado que mis dedos teclearan todo aquello que iba saliendo de mi corazón. Sin guión, sin corrección y ha salido esto.
En casa, el 1 de junio siempre será una fecha especial. Es el día que implantaron a Aitana y este año 2018 hará 7 años de aquello.
En estos 7 años han pasado tantas cosas que resulta complicado resumirlas en unas líneas.
¿Ha sido fácil? No. ¿Ha sido difícil? Tampoco. Ha sido perfecto, ha sido como debía ser y así lo hemos vivido, aunque a veces con resistencias, con muchas resistencias.
A lo largo de estos 7 años Aitana se ha convertido en una personita muy especial y ha madurado más de lo que suele madurar un niño a esta edad. Quizás por sus circunstancias, quizás por las de Javier y las mías, quizás por su entorno. ¿Quién sabe? De lo que estoy segura es que ha sido como debía ser.
Aitana con 9 años ya es totalmente independiente en el uso y manejo de sus prótesis auditivas. Se ha hecho consciente de que tiene una característica especial con la que a veces se siente en guerra pero que lucha con todas sus fuerzas para sobreponerse porque sabe que no puede cambiarla.
A veces me siento triste porque pienso que es injusto que un niño tenga que vivir este tipo de situaciones, pero otras veces estoy convencida de que es perfecto para ella vivirlas, porque gracias a ellas mi hija es hoy la persona en la que se ha convertido.
Estos 7 años han sido un viaje de aprendizaje para todos nosotros. Hemos podido conocer lugares y personas, que de otra manera, no habríamos podido conocer.
Hemos colaborado con acciones solidarias, en campañas para dar visibilidad a la sordera, publiqué mi libro “SOS Mi hija es sorda” y está en proyecto la segunda parte, en la que espero que Aitana también escriba sus líneas.
Creo que lo importante es que seguimos con fuerza y humor para poder contarlas. Y seguiré haciéndolo porque sé que esto ayuda a otras muchas familias.
Durante este tiempo, muchos de vosotros, me habéis abierto vuestro corazón y me habéis mostrado vuestra historia. Algunas más desgarradoras que otras pero todas ellas, sin duda, especiales.
Os estoy muy agradecida, porque sé lo que cuesta hablar de sentimientos. Vosotros lo estáis haciendo con esta extraña que desde estas líneas os escribe. Me parece de una valentía enorme lo que hacéis cuando me escribís, y quiero que sigáis haciéndolo. Porque ¿sabéis qué? No hay nada mejor que sentir que alguien te escucha, te comprende y sabe respetar y aceptar tu situación. Además, es muy sanador el poder compartir esas cosas que en ocasiones nos guardamos, porque cuando se verbalizan comienzan a fluir.
Gracias a las experiencias que me ha hecho vivir Aitana, hace más de un año, comencé a adentrarme en el mundo del autoconocimiento y desarrollo personal. Desde entonces vivo siendo más consciente de todas las cosas que me rodean, entiendo por qué la vida me pone delante ciertos retos y estoy conseguido vivir más en paz conmigo misma.
De todo aquello que escribí hace unos días, solo he mantenido una cosa, lo que leeréis a continuación.
“Me encanta ser la mamá de Aitana, no cambiaría ni una coma de ella, aunque en ocasiones quise hacerlo. Estuve años luchando internamente porque vivía resignada, yo no quería que fuera sorda pero me tocaba cargar con ello. Qué fuerte, ¿eh?
Hoy sé, que Aitana ha venido a esta vida en las mejores condiciones en las que podía venir. Porque gracias a su sordera es la persona tan especial que es hoy. Sin ella no lo sería. ¡Aitana y su sordera son el tándem perfecto!
Esto se lo digo a diario y ella me sonríe y se le iluminan los ojos porque sabe que se lo digo desde lo más profundo, desde la esencia.
Aitana, si algún día lees estas líneas, que sepas que no me avergüenzo de haber querido que nacieras diferente. Nadie me enseñó que somos perfectos con nuestras imperfecciones. Tuviste que llegar a mi vida para darme la mejor clase que nadie jamás me haya podido dar.
Te AMO pequeña, te estaré agradecida toda la vida”
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Hola Loles
Soy Irene , tuve el placer de conocerte cuando presentabas tu libro , y yo recién implantada .
Me leí tu libro de un tiron , lloré mucho de emoción , tristeza , alegria… y deseando que llegue el segundo .
Mi implante no ha ido bien , pero no por el implante ni por la operación , que todo fue bien y estoy contenta con el equipo médico. Algo no fue bien , en el oído implantado tengo acufenos e hiperacusia que no podemos sacar el masimonrendimiento al implante , a estos se añade vértigos recurrentes más además migrañas con náuseas .
Pero aún así , volvería a hacerlo porque no concibo mi vida sin implante .
Mi hija tiene 8 años , ella es una niña muy madura también para su edad , quizás por mi discapacidad por mi situación , y eso le hace ser una niña muy sensible , muy pendiente de mí , y muy empatica , porque tenemos un amigo con discapacidad fisica , va en silla de ruedas , mi hermana trabaja con personas con autismos … , ella la discapacidad la ve como la cosa más normal, por ello es una defensora del colectivo de discapacidad
Aitana , va a ser una niña luchadora , lo ha sido desde pequeña , irá superando los obstáculos , estoy segura que como está acostumbrada a trabajar mucho , las cosas las conseguirá porque sabe que con esfuerzo se pueden conseguir las cosas
Eso , esa ha sido mi vida , poquito a poquito como las hormigas se van consiguiendo cosas , cuando a mí me dicen que no se nota que oigo mal , siempre digo lo mismo porque desarrollas otras estrategias aprendes a oír por la vista
Mi lema en esta vida ha sido : Dime “no” y me darás mil razones para intentarlo .
Ánimo , te estoy enormemente agradecida de que des visibilidad a esta discapacidad tan desconocida como cuestionada por la sencilla razón de que no se ve
Besos