Este post va dedicado sobre todo a los padres y madres de niños sordos adolescentes o cercanos a la adolescencia.
Como muchos de vosotros sabéis, soy mamá de una niña con pérdida auditiva, severo profunda de ambos oídos, y no puedo evitar sentir miedo cuando mi hija sorda llegue a la adolescencia.
Recuerdo perfectamente cuando nos dieron el diagnóstico de Aitana, mi hija. Ella tenía 15 meses cuando nos dimos cuenta que algo no iba bien. Sentí miedo y culpa, mucha culpa por haber parido a una hija con esas características y no haberme dado cuenta en el minuto 1.
Durante los primeros años, cinco aproximadamente, mi mayor preocupación era que mi hija hablara sin saber, en aquel momento, lo importante que era que escuchara y entendiera antes de hablar.
Mi única obsesión era poder escuchar su voz y que fuera una voz limpia de cualquier imperfección que le hiciera parecer sorda. Los niños de dos años hablaban con sus padres, con el resto de niños y entonaban canciones. Mi hija ni siquiera decía mamá. Es más, ni siquiera sabía que esa persona que la cuidaba era su mamá porque nunca había escuchado la palabra mamá ni ninguna otra palabra o sonido.
Trabajamos con logopedas, el papá de Aitana y yo asistíamos también a terapia auditivo verbal e invertíamos infinidad de horas en casa para que Aitana adquiriera el lenguaje.
Una vez Aitana consiguió este objetivo me relajé, pero como la vida no para de ponernos en alerta, un día Aitana empezó a mostrar sus rechazos a su característica, la sordera. Comenzó a ser consciente de que era “diferente” (como solía verbalizar ella) al resto de sus compañeros. En ese momento Aitana tenía 6 años aproximadamente.
“Mamá, soy la única sorda de mi colegio. Los niños del colegio son iguales y yo soy la diferente”
Esas palabras me atravesaban el corazón, ¿cómo no me había podido dar cuenta de que Aitana necesitaba aceptar su condición?
A mí me costó años, lloros y lamentaciones aceptar haber parido a una hija sorda, pero ¿y ella? ¿Se había aceptado a sí misma? No, no lo había hecho y estaba sufriendo. Lo que me llevó a sentirme otra vez culpable y a sentir miedo, un miedo atroz.
Me decía una y otra vez, “Loles, tantos años trabajando la rehabilitación del lenguaje y no has reparado en esto”
Ahora Aitana tiene 10 años y ya la noto pre-adolescente. Comienzan las conversaciones de chicos entre su grupo de amigas y yo no puedo evitar sentir miedo, miedo a que la rechacen a que no se sienta merecedora de que la quieran tal y como es. Es en estos momentos cuando pienso que conocer a niños sordos adolescentes podría ayudarme a resolver mis dudas y aliviar mis temores.
Soy consciente que la sociedad está cada vez más sensibilizada pero no nos engañemos, todavía nos queda un mucho por recorrer.
Probablemente proyecte en mi hija mis miedos por mis experiencias en ni adolescencia. En mi cabeza aparecen pensamientos de ataque como este: “Yo era la gorda del grupo y ella será la sorda del suyo”.
Ojalá, mi hija sepa lidiar mucho mejor que yo ese sentimiento horrible que yo sentía al sentirme observada, juzgada y, en algunas ocasiones, excluida.
Nadie nos enseñó cómo educar a un hijo para que se aceptara y aceptara al resto de personas. La educación en valores, la empatía y todas estas habilidades tan necesarias para ser feliz.
Pero ¿cómo educar a niños sordos adolescentes? Ese es otro de los grandes misterios.
A veces pienso que ella sabrá hacerlo porque estamos trabajando desde hace tiempo en ello tanto su papá como yo. Hemos asistido a sesiones con profesionales para ello, para que Aitana sepa amar y amarse, respetar y respetarse, aceptar y aceptarse.
Supongo que los padres oyentes de niños sordos, como nosotros, habrán experimentado ese vértigo. Mis mayores miedos en la etapa de la adolescencia de mi hija sorda son:
- Miedo a la burla
- Miedo al rechazo
Abro aquí un espacio de conversación, de compartir experiencias, de consejos y/o objeciones. Creo que entre todos podemos ayudarnos. Siempre he recibido mucha ayuda de otros padres que están viviendo la misma experiencia. Ellos empatizan, te escuchan sin juzgar, te dan su punto de vista que, a veces, hace que abras los ojos o te des cuenta de detalles que pasaban desapercibidos y que son de suma importancia.
Este post lo escribí para la empresa Visualfy. Os invito a leer el contenido de su blog porque tienen contenidos muy interesantes.
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Sin duda es una etapa dificil la de la adolescencia, no queda otra que apoyarlos y guiarlos si es necesario para saber como llevar su problemas de audicion.
Hola tengo una niña de 4años 11 meses desgraciadamente en donde vivimos todavía nos tienen en espera para un implante coclear tengo ya más o menos 2 años y medio buscando apoyo ya que es muy caro. Ella ahorita usa aparatitos ella tiene hipuacucia bilateral severa a profunda.solo le dan una terapia Auditivo verbal x semana en el programa del seguro popular. Necesito mucho apoyo y ayuda vivimos en Río Bravo, Tamaulipas.
Hola desde Uruguay Montevideo tengo un hijo de 11 años hipoacusico bilateral que usa audífonos, es difícil criarlos y hacer que ellos se acepten y los demás si todavía los padres no pudimos aceptarlos tal cual son, creo q puede venir x ahí, mucho miedo x aqui de todos los rechazos pero el peor miedo es que el no se acepte. Ánimo
Hola. Muy feliz y bendecido Año Nuevo…
Mi hija Marilyn tiene 16 años ya está en la etapa de la adolescencia. Tiene restos auditivos en un oído pero sólo escucha con su auxiliar puesto y con mucho volumen. Hemos visto un cambio grande a través de estos años, y al igual que tu hija a los dos años no decía ni siquiera mamá. Siempre encontramos ángeles en la tierra y encontré una escuela especial para niños sordos, a partir de ahí comenzó nuestra aventura. Personas profesionales me enseñaron a «enseñarle a mi hija» y hoy día ella habla muy bien.
Entró hace 3 años a la educación secundaria, nuevo colegio, nuevos compañeros, nueva etapa de su vida como adolescente, y aunque el colegio tiene programa de Inclusión, es decir, hay una persona capacitada para encargarse de ese pequeño grupo de niños con capacidades diferentes. Ella se vió afectada con el cambio, tuvo episodios de ansiedad, no dormía, fueron aproximadamente 2 meses. Busqué ayuda porfesional y gracias a Dios logró superarlo. Pero ha sido un trabajo en equipo, papá, mamá hermano y mucho amor apoyándola.
Sin embargo la sensibilizacion en las personas se inyecta en el hogar, fuera de ahí no hay nada. Me di cuenta que no todos los chicos tienen paciencia. Entonces, ¿qué nos queda? Enseñarles a ellos a que pueden salir adelante sólos. Le he mostrado a ella jovencitas trabajando en supermercados como Walmart, Cemaco.
Poco a poco nos damos cuenta que ellos bien estimulados maduran y logran muchas metas, porque ellos tambien las tienen.
Confiando en Dios todo es posible!!!
Muy buenas, feliz año y enhorabuena por el trabajo, tanto el libro como la web y demás. Es la primera vez que te escribo, pero no que te leo. Tengo una hija que acaba de cumplir 2 años, lleva implante bilateral desde finales de mayo y activada desde finales de junio. Ese miedo y otros que vendrán, creo que lo tengo desde el minuto 1 realmente desde que me dieron la noticia de que mi hija era sorda, no paramos de pensar en su futuro, digamos que vamos superando obstáculos día a día. Pero cada palabrita que sale de esa boquita, es un una alegría y un plus de energía que nos da.
Muchas gracias un saludo.
Hola David, gracias por tu comentario.
Aún recuerdo esas primeras palabras de Aitana que se celebraban por todo lo alto. Espero que el desarrollo de vuestra hija vaya genial!! Estaís en una etapa muy bonita.
Es muy cierto lo que comentas, cada etapa tiene sus incertidumbres. Yo trato de no anticiparme al futuro pero a veces la cabeza va a mail por hora jajaja
Un abrazo y, gracias de nuevo por comentar.