Hace escasamente 48 horas debuté en la Maratón de Castellón. Los que soléis seguir mi blog sabéis que llevaba 14 semanas de preparación, que os he ido contando a lo largos de estos meses.

La carrera fue como nunca la hubiera imaginado. Yo pensaba que hasta el 20K iba a llegar súper bien, con pulso en aeróbico unas 145ppm, sin molestias de ningún tipo. Creía que a partir del 30K iba a empezar a pensar en el muro, en eso que siempre me habían contado y que lo arrastraría hasta el KM40, donde al ver que sólo quedaban 2 iba a desaparecer e iba a disfrutar realmente de mi llegada a meta.

Eso era lo que yo llevaba en mente desde hace mucho tiempo, pero no fue así, ni parecido.

Empezó la cerrera y yo traté de ponerme a 5 min/km, ritmo al que pretendía hacer la prueba. En el primer km ya me puse a ese ritmo, pero me doy cuenta que en el 4 mi pulso no está a 145ppm sino a 163ppm, cosa que me asustó un poco, pues acabábamos de empezar. Decido no mirar más el pulso para no sugestionarme y me dejo llegar por las sensaciones que eran muy buenas.

En la subida a las Universidades el viento comienza a molestar y me pongo nerviosa, me hace fatigarme un poco, pero pronto bajamos y nos metemos ya en el km10. Las sensaciones empiezan a ser raras, dolor de riñones y ovarios, vaya… contra eso no puedo hacer nada.

Bajando de la UJI hacía Parque Ribalta

Seguimos pasando los kms y en el 14 me pregunta mi entrenador el pulso, él me acompañaba en bici, lo sigo llevando a 163 ppm y eso hace que me relaje, he conseguido estabilizarme. Mis dolores siguen, cada 5 minutos aparecen, algunas veces leves otras me tengo que echar las manos a la tripa, el viento sigue racheando, yo trato de meterme en grupos de corredores para que me vayan tapando pero me doy cuenta que somos 3 ó 4 los que vamos a ese ritmo y que sólo puedo meterme detrás de una persona. El ritmo de carreras en mi reloj sigue marcando 5 a veces 5.01, estamos en carrera.

Llega el tramo que baja el grao, aparecen retortijones de tripa, lo que faltaba. No voy a ser escatológica en el post, pero me acompañaron hasta meta. Comentar que todo lo que comí y bebí lo había probado en los entrenamientos, no experimenté con geles, isotónica,… llevé todo mi avituallamiento  de casa.

Al km24 llego tocada, la subida desde el grao a la ciudad fue dura, por el viento, por mis dolores, por mis retortijones. No me apetecía comer ni beber nada pero debía hacerlo así que como poco a poco dátiles y bebo mi preparado de sales.

En el 25K soy otra, totalmente recompuesta con energía, como si nada hubiera pasado en esos casi 8 kms de bajada y subida del grao. Mi compañera Mar se unió a mí en el KM 24 y se pone delante tirando de mí, ella quiere que haga las 3.30h.

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En la imagen Mar con gorra azul y lanzando el agua y yo tratando de seguir su ritmo

Siguen pasando los kilómetros y sin darnos cuenta llegamos al 30K y yo no pienso en ningún momento que llega lo peor, ni se me pasa por la cabeza. A nivel muscular voy bien, lo único que me molesta es la tripa que no me deja apretar un poco por lo demás genial. Estoy feliz, viendo a mi gente cada pocos kilómetros, allí estaban ellos animando, aplaudiendo, y cada vez que los veo no puedo dejar de sonreír más, de emocionarme, de decirles que va todo genial, porque lo iba.

KM29 de carrera. Ahí estaba Ana para hacer esta estupenda foto. ¡Gracias!

KM 29 de carrera. Ahí estaba Ana para hacer esta estupenda foto. ¡Gracias!

El reloj sigue marcando 5 min/km de media en esos 30 kilómetros y conforme vamos avanzando noto que corremos más rápido porque Mar tira de mi y yo me dejo, y pasamos kilómetros a 4.50, 4.48 e incluso uno a 4.38, me siento “poderosa” pero no siento el control de la carrera, el control lo tiene mi tripa. Trato de no pensar y dejarme llevar, de seguir a Mar, esquivando a las decenas y decenas de gente que íbamos adelantando. Corríamos y adelantábamos, Mar y mi entrenador no dejaban de mirarme, animarme, hablarme,… yo les decía que iba bien, que lo íbamos a conseguir. El reloj marcaba 4.58 minutos el kilómetro de ritmo medio de toda la carrera.

KM35

KM 35

Llegados al KM38 noto que estoy vacía, totalmente vacía, que aunque quiera acelerar mucho ya no puedo, es así cuando noto carga muscular en las piernas, pero ya estamos en el 38. Mar no para de girarse y de sonreírme y de decirme que lo estoy haciendo genial.

KM 40.5 imposible emocionarme al ver a mi chico, iba a cruzar la meta y él conmigo

KM 40.5

Llegamos al 40K y mi entrenador me dice que por favor no baje la guardia que aún queda mucha carrera, que no me relaje. Del 40K al 42K fue lo más bonito, la gente encima de mi aplaudiendo, gritando, se me ensordecen los oídos y disfruto de lo que veo, sigo corriendo dejándome querer, la gente me lleva, lloro, río,…¡voy a cruzar la meta!.

Justo en el KM42 cuando comienza la recta de meta mi entrenador me dice, ahora sí, ya puedes relajarte, disfruta tu entrada a meta. Sólo quedan 195 metros y ahí estoy yo dispuesta a cruzar esa meta que me ha costado muchos meses preparar, mi compañera Mar detrás de mi, siendo testigo de mi gran logro, emocionada por mi, por ella.

Entrada a meta 3:33:33

Entrada a meta 3:33:33

En ese momento no me doy cuenta de lo que he hecho, unos metros más adelante me ponen la medalla de Finisher y es ahí cuando me desmorono.

IMG_20141207_173954Tiempo Oficial de la prueba 3:33:33 ritmo medio 5´04″ en 42.195m

Tiempo Real de la Prueba 3:32:59 ritmo medio 5´03″ en 42.195m

Tiempo en mi GPS 3:32:59 ritmo medio 4´58 en 42.850m

Ahora sólo quiero descansar y recuperarme bien para fijarme otros retos.

Nota: después de dejar reposar este post más de 48h, ahora soy consciente de que desde el KM37 fue mi coraje el que corrió por mi, el esfuerzo de todos meses, las palabras de Jesús y Mar, la pasión y dedicación que le pongo a las cosas que me propongo, los casi 4 años de lucha con Aitana…todos ellos de aliaron para llevarme a esa meta de la mejor forma que pudiera imaginar, elevando los brazos y con una gran sonrisa.